El día que el pueblo no se dejó apagar

Había una vez un pueblo en la costa del Pacífico llamado Buenaventura. Era un pueblo alegre, lleno de cultura, de tambores, de rezos y de sueños. Pero también era un pueblo cansado… cansado del olvido, del abandono, de la injusticia.


Un día como hoy, hace 8 años, este pueblo decidió alzar su voz. Salió a las calles con fuerza, pero sin armas. Con cantos, pancartas, danzas y esperanza. Querían una vida digna, agua, salud, educación y paz.


Pero al caer la tarde del 19 de Mayo del 2017, llegaron tanquetas, motos, escudos y gases. El rugido de las botas intentó silenciar los tambores. El Esmad arremetió contra la gente. Hubo miedo, rabia, confusión. Algunos aprovecharon la oscuridad para causar daño. Y mientras todo eso pasaba, quienes debían cuidar… no estaban.
Esa noche fue dura. Muchos lloraron. Muchos dudaron. Pero el corazón del pueblo es fuerte.


Y al día siguiente, sin que nadie lo ordenara, ocurrió algo mágico: más de 50.000 personas salieron a las calles. Gente de todos los barrios, con tambores, con niños, con cantos. Marcharon en paz, con el alma limpia, gritando al mundo que no eran vándalos ni ladrones. Eran un pueblo digno, luchando por su derecho a vivir sabroso.


Desde entonces, Buenaventura no es la misma. Porque ese día, el pueblo escribió con dignidad una página de su historia que ni el tiempo podrá borrar.


Y así, entre tambores y resistencia, Buenaventura sigue caminando hacia la paz.

ParoCívico #BuenaventuraResiste #NoGanaUnoGanamosTodos

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